Moody’s ratificó este viernes la calificación crediticia de Petróleos Mexicanos (Pemex) en B1, pero cambió la perspectiva de las calificaciones de la empresa estatal a negativa desde estable debido a mayores riesgos crediticios ante su incapacidad de mejorar su desempeño financiero y operativo.
Esto significa que Pemex enfrenta desafíos significativos en términos de mejorar su rendimiento financiero y sus operaciones, lo cual coloca en un escenario desfavorable en cuanto a su capacidad de adquirir crédito en el futuro.
Sin embargo, es importante mencionar que Moody’s aún mantiene una calificación de crédito razonable para Pemex, en la categoría B1, lo cual indica que la empresa aún tiene cierta capacidad para cumplir con sus obligaciones financieras. Aunque la perspectiva negativa es un factor preocupante, Pemex tiene la oportunidad de implementar medidas efectivas para abordar estos riesgos y mejorar su situación financiera y operativa.
La modificación en la perspectiva de las calificaciones de familia corporativa (CFR, por sus siglas en inglés) de la empresa estatal ocurre días después de que la petrolera confirmó un derrame en la Sonda de Campeche, donde dos semanas atrás ocurrió un incendio en la plataforma Nohoch y siete días después de que Fitch rebajó la nota crediticia a B+ desde BB-.
“La perspectiva negativa de las calificaciones de Pemex refleja la visión de Moody’s de que, ante la falta de cambios fundamentales en la estrategia de negocio de Pemex, es probable que la compañía enfrente mayores riesgos crediticios, debido a su incapacidad de aumentar las inversiones de capital y de mejorar su desempeño financiero y operativo, como resultado de las restricciones de liquidez”, dijo la calificadora en un comunicado.
La agencia estima que el apoyo del Gobierno de México hacia la empresa estatal aún será alto este año y el siguiente.
No obstante, ante la probabilidad que los fundamentos financieros subyacentes de la compañía continúen con un deterioro ante la falta de cambios en el modelo de negocio actual, Moody’s prevé que, a la próxima administración federal, que asumirá a fines de 2024, le resultará cada vez más difícil replicar las acciones observadas en los últimos años.
“Esto se debe a que la perspectiva de una reducción del espacio fiscal en los próximos años restringiría la capacidad del soberano de brindar apoyo a niveles comparables a los registrados durante la administración saliente del presidente Andrés Manuel López Obrador”, dijo.
Moody’s también ratificó en caa3 la evaluación del riesgo crediticio base de la petrolera, lo cual refleja la expectativa de la agencia de que Pemex seguirá registrando un flujo de efectivo libre negativo, la necesidad de grandes sumas de financiamiento externo debido a las persistentes pérdidas en refinación, la inversión en los mismos niveles actuales para sostener la producción y reservas estables, así como los elevados gastos de intereses y altos vencimientos de la deuda para 2023 y hasta 2025.
También tomó en cuenta el acceso limitado de Pemex a los mercados de capitales debido a su riesgo crediticio intrínseco elevado y a la falta de medidas que mitiguen su exposición a los riesgos ambientales, sociales y de gobierno corporativo, conocidos como ASG.
Moody’s comentó que si bien los precios actuales del crudo están por debajo del precio presupuestado, confía que el negocio de exploración y producción de Pemex continúe respaldando su generación de efectivo.
Reconoció que ha mantenido la extracción de petróleo y gas en niveles relativamente estables, además de lograr un incremento de la producción a través de los condensados.
No obstante, ante la “inhabilidad de Pemex para invertir grandes sumas de capital en exploración y producción, Moody’s estima que en 2023 y 2024, la compañía solo podrá mantener la producción y las reservas en los niveles actuales”.
Moody’s apuntó que los precios actuales del crudo generarán a Pemex importantes pagos de contribuciones y costos operativos al negocio de refinación.