CDMX.-La presidenta Claudia Sheinbaum ofreció hoy su primera conferencia matutina y lo primero que llamó la atención fue un cambio que no es menor: los comentarios en la transmisión de YouTube fueron desactivados.
“Casa llena”, dijo la mandataria cuando vio inusualmente abarrotado el salón antes llamado Tesorería y hoy rebautizado como Guillermo Prieto.
No fue lo único que cambió de nombre. Las llamadas “mañaneras” de López Obrador ahora se denominan “mañaneras del pueblo”, a las que Sheinbaum puso apellido al anunciar este cambio: “del segundo piso de la cuarta transformación”.
El protocolo de la tan traída y llevada disciplina de Morena permanece igual: ella de pie ante su atril con los funcionarios sentados a un lado, donde permanecen inamovibles mientras no sean requeridos hasta el final de la conferencia.
Y en definitiva, la duración fue sustancialmente menor: de las tres horas de rigor de López Obrador se pasó, al menos en esta ocasión, a una hora con 20 minutos aproximadamente.
Y con la misma diligencia de siempre, el equipo de comunicación que se ubica a su derecha, presto para exponer “los otros datos” que les sean requeridos, como ocurría con López Obrador, expuso el gráfico en la pantalla.
En lo que sí hubo cambios notables fue en las secciones que le dan ese cariz de programa matinal a la conferencia matutina.
Se acabó el monótono “Quién es quién en los precios” con que abría la semana para dar paso a los “Lunes de vida saludable”.
Al día siguiente ya no habrá informe de seguridad quincenal, sino los “Martes de humanismo mexicano y memoria histórica”.
Los miércoles estará el “Detector de mentiras”, una reinvención del “Quién es quién en las mentiras” que, en el afán del “estilo propio”, ahora incluirá participaciones ciudadanas.
Para los jueves presentará la sección “Mujeres en la historia”, la versión femenina de la retórica comparativa con los grandes personajes de la vida pública del país.
Y para terminar la semana, los viernes será dedicado a la “participación de la ciudadanía en hechos y momentos que nos hacen sentir orgullosos de ser mexicanos”.
Así fue la primera conferencia matutina de la nueva presidenta que empezó con una notable diferencia: un “buenos días a secas”, sin el “ánimoooo” que agregaba López Obrador al saludo, tal vez porque la prensa ya no lo necesita.