Por: Crisstian Villicaña
Cada cuatro años la Copa Mundial de Futbol coloca a los aficionados en una situación
privilegiada.
Ver a los mejores del planeta competir entre sí, como la Selección Argentina con Messi,
Polonia con Lewandowski y Brasil con Neymar, por mencionar algunos de los jugadores y
equipos elite, hace que la competición sea el punto más alto del balompié.
La pelota rueda y con ello las emociones de ganar o perder, así como las que despiertan las
jugadas de fantasía, atajadas de arqueros o tiros que casi fueron gol.
Mientras todo lo anterior acapara las portadas de diarios y portales de noticias de todo el
mundo, la situación de los Derechos Humanos en Qatar es abordada tan solo por ciertos
medios de comunicación que señalan la difícil situación que enfrentan las mujeres y
comunidad LGBTI+ en el país de Medio Oriente.
La población femenina en Qatar subsiste bajo un sistema de tutela masculina que las hace
depender de sus padres, hermanos, tíos, abuelos, pasando al marido cuando contraen
matrimonio, reduciendo en demasía sus derechos humanos.
“La tutela masculina refuerza el poder y el control que los hombres tienen sobre la vida y las
elecciones de las mujeres y puede fomentar o alimentar la violencia, dejando a las mujeres
pocas opciones viables para escapar del abuso de sus familias y esposos”, refirió Rothna
Begum, investigadora principal sobre derechos de la mujer para Human Rights Watch.
En el caso de las personas que integran la comunidad LGBTI+, las restricciones son
considerables al incluirse penas de cárcel que pueden alcanzar hasta siete años, esto por
mantener relaciones sexuales con personas del mismo sexo, según explica un artículo de
Conexión Migrante.
Por otro lado, y como ocurre en casi todas las justas mundialistas, los trabajadores encargados
de construir los estadios, es especial los que son migrantes, suelen ser los más perjudicados al
sufrir accidentes o morir mientras desarrollan sus labores, algo que en Qatar se tornó aún más
delicado y preocupante.
De los más de 30 mil constructores se estima que 6 mil 500 perdieron la vida, muchos de ellos
provenientes de países cercanos buscando una fuente de trabajo.
En ese renglón, el país catarí es sumamente estricto y violatorio a los Derechos Humanos de
los trabajadores al regirse por el sistema Kafala, en el cual los trabajadores no pueden cambiar
de fuente de trabajo sin permiso de los patrones.
“A esto se le suma que ‘los empleados pagan entre mil y 3 mil euros de comisiones a modo de
reserva y garantía de su puesto de trabajo’, detalló el responsable de Deporte y Derechos
Humanos de Amnistía Internacional, Carlos de las Heras, en una entrevista para RTVE”, se lee
en Conexión Migrante.
De acuerdo al fotoperiodista Pete Pattison el salario mínimo estipulado para estos
trabajadores era de 1.30 euros (1.35 dólares) la hora.
Human Rights Watch o Amnistía Internacional han denunciado el trato y las condiciones
laborales de los trabajadores migrantes en Qatar, reclamando a la FIFA que pague por los
daños causados a dichos trabajadores y a sus familias, según Conexión Migrante.
Con lo anterior han surgido campañas como #PayUpFIFA, lanzada por Amnistía Internacional,
la cual pide que 440 millones de dólares sean utilizados para un fondo de indemnización,
monto que es el que se utilizará para pagar premios a los equipos que participan en el torneo.
Por el momento el mundial ya arrancó, Qatar cayó en su partido inaugural, no obstante, los
que día a día pierden son los Derechos Humanos al no ser respetados en el país de Medio
Oriente y sede del Mundial de Futbol.