Por: Crisstian Villicaña
A un hombre sin adornos como Alfredo, no le hubiera gustado una línea de versos en su memoria, aunque siempre letrado, su espíritu afable se apega más a una alegre prosa que nos regaló a través de la sonrisa a familia, amigos y colegas, misma que continúa vibrando en un mejor lugar, en otro espacio.
Muchos tuvieron la suerte de coincidir con él por los medios de comunicación, trabajo que desarrolló con profesionalismo admirable, pasión (pregunten a los cerveceros artesanales, a los emprendedores, asociaciones civiles), compromiso, siendo esto una constante durante su carrera y vida.
Y es que Alfredo desde joven sabía que iba ser periodista.
Su comienzo en el mundo de las notas, reportajes, imprentas, se dio a principios de los ochentas. Fue en “El Universal” donde se acomodó como ayudante de redactor.
Ahí, en su natal Ciudad México, aprendía viendo a los reporteros, escuchando, haciendo sus propias anotaciones.
Al tiempo se recibió de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva.
Ya como egresado Alfredo dio inicio a una larga carrera dentro de distintos noticieros, revistas, corresponsalías y departamentos de comunicación social.
Fueron lugares de alto nivel en los que se desarrolló, pero no sólo su persona, sino al medio o dependencia gubernamental al que llegaba, ya que la empatía, calidez, sinceridad y lealtad que transmitía, lo hacían un comunicador que se convertía en amigo.
Analista de información en la Dirección de Relaciones Públicas y Prensa del Departamento del Distrito Federal; Colaborador con reseñas de discos y libros en la Sección “Sólo para jóvenes” de la revista Encuentro del CREA; Redactor de noticias en Notivisa 4, Canal 4 (Televisa).
Redactor-Investigador en Selecciones del Reader´s Digest, México; Redactor de Noticias del Sistema de Noticias ECO (Televisa); Jefe de Comunicación de la Coordinación de Desarrollo Social del Gobierno del Estado de Baja California; Director de Comunicación Social del Ayuntamiento de Tijuana, fueron algunos de los lugares donde colaboró.
En los últimos años se desempeñó como director de contenidos de TVeras, así como comentarista en Perspectivas 1470 AM, de Uniradio Tijuana.
Juntos a otros “perspectivos” Alfredo creó, como solía ser habitual en él, una familia que lo añora.
“Te recordaré siempre amigo querido, con una enorme sonrisa, en pláticas eternas sobre política, excelente camino de regreso a casa, nos vas a hacer mucha falta a todos los perspectivos”, escribió Alejandra Gaxiola.
“Lo recuerdo discreto, agradable, atinado en sus comentarios… amigo guardaré siempre un buen recuerdo tuyo”, compartió Lucy Ocaña.
Su vida fue la de un hombre que se entregaba en todo sentido, haciéndolo un ser un humano único, algo que apreciaban las personas que lo rodeaban.
Pero, así como era querido Alfredo, él sabía reconocer a aquellos que eran sus amigos y buenas personas, compañeros de camino.
De los muchos funcionarios que conoció en su trayectoria, consideraba a Raúl Felipe Luevano Ruíz de los pocos políticos con la capacidad idónea para enfrentar cualquier crisis gubernamental.
De Andrés Garza Chávez admiraba su disciplina; del Chef Martín Muñoz su sincera amistad y lealtad; de Pepe Estrada, al que se refería como su hermano, le reconocía su visión; a Esteban Capella Ibarra la capacidad para esquivar situaciones incómodas.
A Román Antonio Aboytes le reconocía su sencillez; de Jesús Moreno Valenzuela la empatía por lo más vulnerables; a Martín Gutiérrez Gaeta agradecía que siempre estaba para él; de Juan Manuel Hernández Brito reconocía su valiosa amistad ante cualquier circunstancia.
Eduardo Smith, Juan Pablo García, Jorge Ley, Bartolomé Rubio, Atahualpa Garibay, entre otros colegas del gremio periodístico también fueron parte fundamental de la vida del colega que recordamos.
Siempre leal, siempre amigo, siempre agradecido fue Alfredo.
A sus seres queridos, los más cercanos, con los que formó una familia en Baja California, les regaló su ser, la sonrisa que lo distinguía, el consejo, la paciencia, la compañía.
Ale, Luisa, Irving, Yulai, Don Charly y sus hijos, Ray, Tere, Karymme y la señora “Peace”, cómo Alfredo la llamaba de cariño, son con los que convivió y dio amor durante su vida.
Con ellos compartió mucho, todo lo que tenía, todo su ser.
Con ellos disfrutaba de cada Súper Bowl, fecha que Alfredo elegía para celebrar su cumpleaños.
Entre todos armaban el ambiente para el festejado que era feliz en ese día especial.
Hombre feliz, ameno, de buena plática sobre música, deporte, política, literatura, cerveza artesanal, siendo esto último algo que lo llevó a ser muy querido por ese gremio.
“La industria de la cerveza artesanal en Baja te debe mucho, como reportero fuiste fuerte aliado y parte de los logros”, mencionó Francisco Talamante.
“Siempre serás el único reportero que le importaba la industria de la cerveza artesanal en Tijuana”, refirió Carlos Macklis.
Alfredo se inmiscuyo de fondo con los cerveceros artesanales, incluso viajó con ellos a la Ciudad de México para empujar un tema de legislación de venta de la bebida, por eso y más razones se le quiere mucho dentro de ese grupo.
Raúl Aispuro Funes fue otro con quien formó una amistad y, a Marco Antonio González Arenas siempre lo vio como un aliado especial de su familia.
Seres queridos, amigos y colegas de Alfredo fueron sumándose a su vida y él a la de ellos. Hoy, ya no está entre nosotros, no obstante, su espíritu sigue brillando al recordarlo.
Odilón García lo describe como un hombre de trato cálido, cariñoso, empático, sin olvidar el buen sentido del humor, la risa y el disfrute de una buena velada con una buena bebida para acompañar.
Así lo recordaremos, feliz, ameno, cordial, un gran ser humano: el querido Alfredo Ortiz.
¡Un abrazo de tú familia, compañeros de profesión y de pláticas, hasta pronto!
