Por: Crisstian Villicaña
Pasan las diez de la mañana y en la iglesia dedicada a San Judas Tadeo, en la colonia Pedregal de Santa Julia solo hay dos personas, un trabajador que hace arreglos para celebrar al santo en su día y Antonia, mujer de más de 50 años de edad que pasa el rosario por sus manos mientras pronuncia oraciones.
Su fe no es algo reciente, hace veinticuatros años experimentó la muerte de su madre en San Juan Benito Juárez, en el Estado de Michoacán, lugar al que viajó desde Tijuana pese haber dado a luz quince días antes, de acuerdo a los que nos manifestó.
Al arribar al lugar sus hermanas le dijeron que su madre llevaba diez días en terapia intensiva, tiempo en el que no la habían podido ver, por lo que desconocían su estado de salud.
“Me puse en la presencia del señor y San Judas Tadeo, ilumínenme, ayúdenme para entrar a la camilla donde está mi mamá y así fue, entré al hospital y sentía como que alguien me iba guiando porque no sabía cómo era el hospital y cómo que me iban guiando por cada pasillo hasta que llegué con mi mamá”, platicó Antonia Hernández Morales.
“Entré y le dije, mamá, aquí estoy no te preocupes. Le tenté su mano y ya estaba seca, ya estaba muerta ella, pero tenía el aparato para que le palpitara el corazón, sentí que me dijo que no me podía ir porque le preocupaba mucho mi hermano ya que andaba mal”, añadió la creyente.
Su hermano estaba sumido en el alcoholismo, casi todos los días se le veía ebrio, incluso golpeado y sin ciertas prendas al ser presa de la bebida, situaciones que mantenían en constante preocupación a la madre de Antonia, la cual no podía partir en paz por ello.
“Le dije que podía descansar que yo me iba a llevar a mi hermano, me voy hacer cargo de él y al decirle que no se preocupara por él le salió una lagrima y entendí que sí me estaba escuchado”, narró Antonia.
Desde Michoacán se vino con su hermano, mismo que continuo con su dañino estilo de vida, dejándose llevar por el alcohol.
Este último fue cuestionado por Antonia sobre el por qué su caída, a lo que él contestó que había sido dejado en el altar por una mujer con la cual se iba a casar, algo que no pudo superar.
“Ay… glorioso San Judas Tadeo, tú eres el milagroso de los casos difíciles y desesperados, ayúdame con mi hermano que adopté como un hijo, que si por una mujer se tiró al vicio, ayúdame que pongas en su camino a una persona buena que le haga salir de este vicio, que forme un hogar y deje de andar así como anda”, le solicitó Antonia al Santo.
“De tanto dale y dale creo que al pobre San Judas Tadeo lo enfadé, porque un día se fue al rancho a visitar a mi papá, cuando regresó se trajo una muchacha con la que se había juntado”, refirió la creyente.
La sorpresa para Antonia vino cuando su hermano le presentó a su novia, mujer que hasta unos meses había estado bajo formación religiosa a cargo de monjas.
“Comprendí entonces que San Judas Tadeo me hizo el milagro de que le pusiera una buena mujer en su camino, que lo sacara del vicio, que lo cuidara, pero nunca pensé que iba ser una salida del convento”, relató con sorpresa y alegría Antonia.
Su hermano se casó, tuvo hijos y al día de hoy es un hombre de bien alejado de aquellos días donde se perdía en el alcohol, al punto de poner en peligro su integridad.
“Son varios los favores que me ha concedido, pero este es el más grande que me ha hecho”, concluyó Antonia.
Por su parte, el sacerdote Antonio Castro, de la Parroquia de San Judas Tadeo, hizo énfasis en la importante fe que existe sobre este santo que esta de celebración.
“San Judas Tadeo es considerado uno de los santos más invocados popularmente en nuestra iglesia católica, es el santo patrono de las causas difíciles o desamparadas”, detalló.
“Toda gente que le ha realizado un milagro en lo personal o familiar, no se cansa de ser agradecido por todos los bienes que San Judas Tadeo les ha hecho”, finalizó.